Este hombre que ven en la foto es Charles Lindbergh, el mismo que decidió en 1927 emprender en solitario un vuelo directo de Nueva York a Paris sin escalas. Para esta gran hazaña decidió utilizar un aeroplano modificado especialmente para la ocasión, basado en los antiguos aviones de correo urgente Ryan M1/M2 y bautizado Ryan NYP AKA “Spirit of St. Louis”.

Charles tenía experiencia en aviones, de hecho fue aviador profesional y después de abandonar sus estudios de ingeniería mecánica, trabajó repartiendo correo aéreo en la línea de Saint Louis (América) en los años 20. Previamente recibió educación en la escuela de pilotos del ejército de los Estados Unidos.

Debió aburrirse mucho repartiendo correo para que un día llegara a pensar en cumplir un reto que planteó un filántropo Americano-francés en 1919, de que el primer hombre que hiciera la ruta Nueva York – Paris en solitario atravesando el océano atlántico de una tirada recibiría 25.000 dólares. La gente dijo que eso era imposible.

Lindbergh se puso en marcha y mandó modificar su Ryan M2 de correos a unos “pirados” de California. Con su ayuda obtuvieron un avión algo rudimentario, esqueleto de acero, madera y tela. Quiso montar un motor único Wright Whirlwind J-5C de 223CV de potencia y vació todo el aeroplano sistemas de luces, indicador de combustible y radio para reducción de peso. El asiento fue arrancado para ser sustituido por uno finísimo de mimbre.  Finalmente el avión pesaba algo más de 2.300kg, contando que más de la mitad del peso propio lo ocupaban los 1705 litros de combustible. Tenía trozos de depósito por todos los lados, incluso tuvo que sacrificar la visión del habitáculo. Cualquiera que no entendiera del mundo de la aviación y mirara aquello, pensaría que el “Spirit of Sanit Louis” fue construido por gente que carecía de civismo y no le importaba morir en una heroicidad.

Llegó el día de la verdad, 20 de mayo de 1927. Charles Lindbergh, piloto del correo aéreo Americano, se disponía a empezar su viaje de más de 5800 kilómetros de distancia. Estaba a bordo de su rudimentario avión de trabajo y aceleró a fondo para despegar del aeródromo Roosevelt de Long Island (Nueva York). El aeroplano dio constantes traqueteos y golpes sobre el suelo, el pequeño motor de 223CV del “Spirit of Saint Louis” estaba respirando a máxima potencia. Con su estructura de madera logró despegar y empezar el viaje de su vida acompañado de condiciones climáticas terribles. Después de 24h la gente pensó que Lindbergh se había perdido. Después de 30 horas ya daban por hecho que Lindbergh había muerto en un intento sobrehumano de luchar entre viento i marea, incluso de noche, en cruzar el atlántico. Finalmente 33 horas y media después de que el “Spirit of Saint Louis” saliera de Nueva York, este se encontraba sobrevolando la torre Eiffel de Paris. Aterrizo en el aeropuerto de Le Bourget i fue recibido con gran emoción. Lo había hecho!, el pequeño aeroplano de correos completamente incapaz de volar a las alturas de los aviones de hoy en día había conseguido vencer todos los imprevistos en este épico intento en solitario!!.

Charles Lindbergh, al llegar a América, recibió los 25.000 dólares y una medalla de honor al valor (nunca se aclaró si volvió otra vez con su avión de correos o en que medio lo hizo).

TMG.