En el dia 6 de octubre de 2010 a las 0:14 por MLP
Entras y te diriges al panel informativo donde esta el mapa del salón para situarte. Vas directamente al stand de Lamborghini, quieres estar allí en el momento que destapen a la nueva criatura. De camino has visto novedades que almacenas y pones a la cola, lo que va antes, va antes. Al llegar observas a una silueta cubierta con dos bellezones uno en cada lado, son la otra sorpresa del salón. Mires por donde mires, en las casas de lujo, las azafatas van en relación.
Que sería de un salón sin chicas guapas. Que sería de un salón con un Lamborghini, un Lotus o un Bentley sin un buen acompañamiento. Queramos o no, un coche es algo masculino y sin un aliciente femenino, perdería mucha espectación. Ellas representan la figura que carece de utilidad en cuanto a lo que está dirigido el Salón, pero que sin ellas falta el detalle más importante despues de los protagonistas. No se que pensarán las mujeres de todo esto, pero por mucho que destilen líneas en la estética de un coche para que se dirija a un mercado más femenino, la postura agresiva de un Lambo le gusta tanto a una mujer como a un hombre.
El fotógrafo que está en el salón para sacar las últimas novedades a relucir, aprovecha el show para incrementar la calidad de su trabajo. Primero saca una instantánea del coche. Se queda mirándola y piensa en decirle que se coloque al lado, pero sigue sacándo más fotos. Se decide y saca una con ella al lado del deportivo, y finalmente, una de ella sola. La chica del glamour, para nada, a diferencia de lo que muchos piensan, es un objeto de exposición. Ellas representan la esencia humana de la marca, representan el lujo de la casa, la perversión que crea la casa para que te gusten sus líneas, la agresividad, misterio o persuasión. Gracias a ellas el glamour de un salón tiene sentimientos y no una fachada estéticamente superficial.
Vía: Worldcarfans